viernes, 31 de mayo de 2013

¿Tienes al hijo...?

El evangelio de Lucas nos relata una de las parábolas más hermosas que Jesús compartió con sus discípulos, el hijo pródigo. 
Un padre amoroso que pasa por alto las terribles afrentas de sus dos hijos, por medio del amor.
Lo que me llama la atención en esta oportunidad es la actitud del padre cuando el hijo regresa a casa, minutos antes estaba con la pena moral y la preocupación acerca del paradero de su hijo. Semblante triste y gris... Pero segundos después sucede lo contrario, todo es algarabía y regocijo, sonrisa de oreja a oreja.
Todos los sentimientos habidos y por haber ante este suceso de gran magnitud... el hijo está de regreso en casa.

Algo muy similar sucede cuando Jesús "El Hijo" llega a nuestros corazones. Un lazo divino nos hace reconocer inmediatamente que venimos del padre, que nuestra comunión con Dios es familiar y que realmente es lo que nuestra alma andaba buscando... Porqué entonces seguir en luto y angustia si el hijo de Dios ya está morando en nuestros corazones??

Es momento para meditar sobre el precioso regalo que el padre nos dio como humanidad: su precioso hijo unigénito, Jesús, con el propósito de devolvernos identidad, vida, gozo, paz inexplicable para la lógica y la razón.

Amados, si tenemos a Jesús, hemos pasado de muerte a vida, su palabra así lo declara, y juntamente con Jesús, el padre nos ha hecho co-herederos de sus promesas. Tiempo para dejar la tristeza y gozarnos por nuestro maravilloso Jesús, El es la fuente de nuestro paz y nuestro verdadero gozo.

Que su inmenso amor nos ministre consuelo y esperanza, y haga revivir lo que ya pensábamos que estaba muerto en nosotros...
 

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