sábado, 4 de mayo de 2013

Salmo 137...cantando en tierra extraña

Dentro del sufrimiento del pueblo de Israel por el cautiverio de babilonia, aun existía un pequeño brote de esperanza, un arrepentimiento se empieza a fraguar entre las presiones de la esclavitud.
Por allí cuentan que cuatro jóvenes  de los príncipes de Israel han corrido con mejor suerte. Debido a su juventud y por ser brillantes, han resultado idóneos para trabajar en el palacio del rey.

Pero este no es el relato del salmo 137... las personas de este momento de la historia de Israel están siendo molidas, machacadas por la esclavitud, por la tiranía de Nabucodonosor y sus gobernadores.
No hay tiempo para resollar en los ríos de babilonia, apenas queda tiempo para trabajar de sol a sol.
Sumado a todo esto...las burlas de sus verdugos, la ignominia y la afrenta de ser sirvientes de despiadados.

Pero hay un dato muy curioso, no se a quien se le ocurrió llevar su arpa y ponerse a cantar en estos momentos, cantos de congoja, de nostalgia... de añoranza... y sin darse cuenta se le unieron unos cuantos mas...
Ratos trabajado en la rivera, ratos tocando sus arpas y meditando en lo que les ha acontecido.

Nosotros debemos tener esa misma actitud. Es muy difícil buscar la presencia de Dios cuando nos creemos merecedores de sus bendiciones e inmerecedores de su corrección.
Estos cantos de los esclavos de los ríos de babilonia son de reflexión  de aceptar culpa y de humillarse delante de Dios.

Es en esos momentos en los que lo mas ilógico es ponerse a cantar, lo normal en seria ponerse a reclamar y renegar, menos humillarse y arrepentirse.
Y no va a faltar quien se burle por ello, pero tal y como en el pasaje, los cantos no son para los que nos oprimen, es para ministrar nuestra alma y volver nuestro rostro a nuestro hacedor, y El ha prometido siempre estar a nuestro lado y escuchar nuestro clamor...
continuara

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