domingo, 4 de septiembre de 2022

Las tablas de la ley (Desciende pronto)

 Deuteronomio 9:12

Y me dijo Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido...

Moisés ha pasado cuarenta días en la cumbre del monte Horeb, sin probar pan ni beber agua, sustentado únicamente con el deseo de obedecer el mandato divino, la instrucción de recibir la ley escrita por el dedo de Dios en dos tablas de piedra. Moisés ha pasado todos estos días aislado, en una privación no solamente del alimento físico, sino también en un ayuno de las cosas terrenales, encerrado solamente con la compañía divina del Dios al que servía. 

Todo este sacrificio era con un solo propósito: recibir las instrucciones de lo que Dios quería para su pueblo recién sacado de la esclavitud de Egipto, es decir, Moisés necesitaba conocer la voluntad de Dios para con el pueblo de Israel, y aquí viene lo que nos compete a nosotros, los cabeza de hogar:

¿Estamos pasando tiempo en la presencia de Dios (monte Horeb) indagando y trayendo Su voluntad (tablas de la ley) para que nuestro campamento (familia) no se corrompa? porque el llamado de Dios para nosotros como hombres es que debemos procurar que nuestro hogar dignifique el nombre del Señor Jesús, caminando entonces en su voluntad pero primeramente conociéndola por medio de su palabra.

Por esa razón Dios le dice a Moisés que se apresure con las tablas de la ley, antes que todo el pueblo se termine de corromper. Antes que nuestro campamento empiece a derivar en actitudes que deshonren a Dios, debemos descender de la presencia de Dios pero no con las manos vacías, sino con palabra, con autoridad, con conocimiento de cómo Dios desea que nuestra casa se conduzca.

Entonces hay un precio que pagar, una demanda que hay que suplir, pasar no cuarenta días sin probar alimentos, pero más bien, debemos restringir nuestro ser para no alimentar nuestra alma con sus deseos carnales, solo de esa manera podremos bajar del monte con las estrategias para vencer la tentación y la inclinación al mal en nuestra casa, nuestros hijos y esposas dependen de ello.

¡Qué el Señor nos ayude todos los Moisés!


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