lunes, 27 de octubre de 2025

Cuidado con lo Común

El rey hizo la plata tan común en Jerusalén como las piedras, e hizo los cedros tan abundantes como los sicómoros que están en el llano. 1 reyes 10:27


Los países escandinavos se distinguen en el mundo por sus hermosos paisajes que reúnen todo lo que cualquier persona pudiera anhelar tener en su entorno: glaciares, lagos, montañas nevadas, ríos, fiordos, en fin, todo lo estéticamente bello de la naturaleza lo tiene este espacio geográfico.


Viendo un documental sobre estos países a los que yo tampoco me escapo de apreciar la hermosa creación divina que poseen, el guionista y narrador lanza una expresión que quedó resonando en mis oídos: ‘hay estaciones de carga de gasolina o carga eléctrica que están a más de 200km de distancia entre ellas, el paisaje natural entre ellas es maravilloso, pero no hay estaciones de servicio, tiendas, restaurantes, nada que haga que las personas se detengan en el trayecto y la razón es que esos paisajes se volvieron tan común que en la carretera manejando a prisa ya no se detienen a contemplar todo lo hermoso que les rodea’.


Salomón, el rey más sabio y el más rico de toda la historia de la humanidad cometió el mismo error que están cometiendo los países escandinavos, hizo la plata y los cedros del Líbano tan comunes que perdieron valor no solo financiero o comercial, en su corazón perdieron el verdadero valor. Dicho valor no provenía de su intelecto o capacidad de negocios, no, esos eran dones que Dios le había otorgado por su puro amor y misericordia.


¿Cuántas veces hemos demeritado la bondad y misericordia de Dios en nuestras vidas? bendiciones, milagros, dones, talentos, son cosas que vienen de la mano de Dios pero que con el tiempo en nuestro corazón dejan de ser impactantes y pasan a la zona de lo común. 


El amor de Dios no es algo a lo que debemos acostumbrarnos a verlo como común, su misericordia y bondad no se deben tomar como algo con lo que simplemente contamos porque sí, ¡de ninguna manera! el cielo se despojó de lo más precioso, el Padre entregó a su amado hijo para nuestra redención y adopción, esto es algo que debemos agradecer y cuidar como tesoros.


La salud, una buena esposa, un buen esposo, hijos brillantes, un trabajo estable, todo esto no debe caer nunca en la zona de lo común, no podemos darnos el lujo de Salomón, de los escandinavos, de tener ante sus ojos las maravillas de Dios y verlo como algo simple y natural. Su amor amor fue y sigue siendo un acto sin precedentes, eterno, inmerecido siempre honrado por todos nosotros, Su gracia y favor nos permita siempre bendecir el nombre de Dios por todo lo que hace en nuestras vidas.



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