miércoles, 8 de octubre de 2025

¡Temprano!

Y cuando el que servía al hombre de Dios se levantó temprano y salió, he aquí que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? 2 reyes 6:5


Me gusta madrugar, es un hábito que adquirí desde muy temprana edad. Siempre he observado esa transición de la noche al día, ver esos primeros rayos de sol aunque sea desde la ventana de nuestro cuarto, me parece sorprendente como sucede ese milagro todos los días y lo tenemos tan a nuestro alcance que se ha vuelto rutina para muchos.

Esta es la primera razón que encontré como pretexto para levantarme temprano, la otra razón es mi tiempo de intimidad con mi Señor y Padre. Desde que leí que el ama a los que temprano le buscan he tratado de no fallar en esa cita tempranera, no siempre oro más de media hora pero platico con mi Señor en el resto del día, aunque la mayoría de veces yo estoy como oyente y espectador de lo que me quiere decir.

Esas dos razones me levantan de la cama siempre, por supuesto, hay otras razones más terrenales como ir a trabajar, despedir a los niños antes que salgan a la escuela y no sé qué otra rutina podríamos tener para madrugar, pero la primordial es encontrar la voz de Dios, es poder escuchar su voluntad, nutrirnos con su palabra para poder vencer en el resto del día.

Se imagina usted  Guezi, levantándose temprano como todos los días con buen ánimo, preparándose para servir a Eliseo el hombre de Dios, ese era un alto privilegio. Sus motivaciones eran excelentes esa madrugada, sus propósitos para ese día, empezando su jornada de la mejor manera posible pero…oh, sorpresa, en lugar de ver el hermoso paraje que adornaba su entorno, ve enemigos por todos lados acechándolos.

No sé cómo se sentiría este muchacho, pero si sé cómo me he sentido yo muchas veces en las que diligentemente busco madrugar para recibir la bendición, para llegar temprano al trabajo, para estar a tiempo en la escuela….y sorpresa, el tráfico no nos dejaba avanzar, el carro con una llanta falta de aire, un pequeño resfriado, una pequeña discusión con mi pareja, un berrinche de los niños ….ahí temprano.

Señor, yo soy tu hijo y me he esforzado por temprano buscar tu rostro, ¿Cómo es posible esto?, como Guiezi he pasado por esos momentos de afán, de ansiedad y de agobio. Pero gracias a Dios por Cristo Jesús, que está a nuestro lado para abrirnos los ojos para que podamos ver que nuestro servicio no es en vano, nuestra diligencia por ser agradables ante el padre no ha pasado desapercibida.

Levantarse muy temprano muchas veces implica no tener la visión clara de lo que nos rodea, pero tenemos con nosotros al que tiene el control de lo que nos rodea, caminemos por fe y no por vista, sin desanimarnos ni desmayar….mayor es el que está con nosotros, el FIEL y VERDADERO


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