sábado, 2 de mayo de 2020

El Sauce llorón. Parte 2

1 Junto a los ríos de Babilonia, 
Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, 
Acordándonos de Sión. 
2 Sobre los sauces en medio de ella 
Colgamos nuestras arpas.

Salmo 137



Apelando al sentimiento que más desquebraja al hombre...la nostalgia,el salmo 137 es considerado una joya literaria no solo para creyentes, sino también para no creyentes, amantes de las artes y las letras.

Los hebreos está pasando por uno de los hechos más tristes y lamentables de su historia...han sido llevados cautivos por la entonces potencial mundial, Babilonia, que, había arrasado con la mayoría de pueblos de su tiempo.
EL Eufrates significaba para los judíos exilio, esclavitud, confinamiento en una tierra extranjera para servir a otro sistema, a otro rey, a otra cultura...a otro Dios. El río que para los babilonios era referente de fertilidad,
prosperidad, comercio, alimentación, vestido y transporte...para los judíos era zozobra, tristeza, añoranza de libertad, de regresar a sus casas, a su tierra, a su cultura...a su Dios.
Por repetidas ocasiones Dios les había hablado sobre dejar la idolatría y volverse a sus caminos, una y otra vez, profeta tras profeta declarando la misma sentencia, hasta que la consecuencia llegó:destierro, humillación, esclavitud.

Allí esta el pueblo de Dios, lamentándose bajo el Sauce llorón...
Sus hojas pendientes hacia el suelo dejan entre ver en la imaginación, una triste tarde lluviosa,
como haciendo alusión a los brazos caídos de quienes lo frecuentan y endechan sobre su sombra,
callado escucha lamentaciones de glorias pasadas, de portentos y de milagros,
recordando en la rivera las victorias de antaño, cómo se abrió el mar rojo para salvarlos de Egipto. Cómo las aguas del jordán cedieron para que ellos pasaran a conquistar la tierra prometida.
Pero el Eufrates no se abre, su caudal se hace más recio...más despiadado.

Algo similar a lo que nos ha tocado vivir en estos tiempos de confinamiento, recordando con nostalgia cuando teníamos libertad para movernos y hacer lo que queríamos...pero esa libertada el ser humano la convirtió en libertinaje, ya no pidió permiso a su creador, se equivocó grandemente pensando que sus vidas les pertenecen, que son dueños de sus cuerpos, de sus decisiones y de sus acciones. La humanidad se olvidó que tenían un Rey, un soberano a quién rendir cuentas, un dueño de nuestras vidas...hoy toca ver como las decisiones del hombre traen como consecuencia lo que estamos experimentando.

Para los Hebreos aún había  esperanza de dejar la esclavitud y regresar a su ciudad Jerusalem, volverse a Dios y a su palabra. Para ellos la espera resultó en años de esclavitud esperando una respuesta...para nosotros puede bastar arrepentirnos y buscar el rostro de Dios y recibir a Cristo en nuestro corazón nuevamente.

Así que empecemos a añorar obedecer a Dios, a entregarle nuevamente las riendas de nuestras vidas.
A lo mejor  hoy nos toque llorar, sufrir por un momento al ver los acontecimientos a nivel mundial y cómo personas están perdiendo la batalla contra un virus....pero nuestra redención cada día está más cerca!! 

Si quieres leer la primera parte de este escrito, puedes hacer clic Aquí

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