viernes, 11 de enero de 2013

Donde no hay amor, hay injusticia

"No seamos como Caín que,  por ser del maligno,  asesinó a su hermano.  ¿Y por qué lo hizo?  Porque sus propias obras eran malas(injustas),  y las de su hermano justas." 1 Juan 3:12

Quién no ha escuchado la historia de los dos hermanos más famosos de la humanidad...

Uno era agricultor, trabajaba la tierra como su padre le había enseñado. Se esmeraba para sacar buenas cosechas. Como el primogénito de los hermanos, Caín era un modelo de hijo. Responsable, trabajador, le echaba la mano a papá para el sostén de la casa.

El otro era pastor de ovejas. Quizá el escuchar las asombrosas historias que contaba su padre cuando bajo designio divino tuvo que estudiar cada ser vivo para nombrarlos. O tal vez fue el bochornoso episodio de cuando Dios sacrificó corderos para hacerles vestidos a sus padres, lo que le motivó a ser ganadero. Una profesión totalmente diferente a la de su hermano. Caín veía números fríos. cifras, producción. Abel, por el contrario, era más afectuoso en su oficio, cada cuido de sus animales era con amor.

Es muy dificil saber a ciencia cierta el por qué Cain actuó con tanta maldad contra su hermano, pero el Apostol Juan nos abre una pequeña ventana para dejarnos ver un poco lo que sucedió.

Abel fue aceptado en un acto de búsqueda de agradecimiento hacia Dios. Su motivación era simplemente el amor, Eso lo convirtió en el primer hombre "sadiq" o justo delante de Dios. Sus obras eran por amor, no por competir con su hermano. El no buscaba identidad, sabia perfectamente quien era.
Caín por el contrario, dice Juan el Apostol, sus obras era malas o injustas. Es decir que sus acciones no eran consecuencia del amor a Dios, sino por buscar sobresalir en todo a su hermano. Una persona sin amor a su prójimo lleva un Caín adentro.

La ofrenda de Caín no fue agradable ante los ojos de Dios no por que eran verduras y legumbres, sino porque en su corazón no había amor.
Cuantas veces nuestra ofrenda a Dios no llega ese nivel de aceptación delante de El porque no amamos a nuestro hermano, eso es obrar con maldad. Saber que cuando no amo a mi prójimo dejo de ser hijo de Dios y mis acciones son de maldad, debe hacernos reflexionar el día de hoy. Meditar que como este hermano mayor, al sentirse humillado por el beneplácito de Dios hacia su hermano tuvo pensamientos de asesinato contra el.

Procuremos ser hallados justos delante Dios no solo porque damos, sino principalmente porque amamos. Porque es nuestro deber dar ese fruto si es que en realidad somos hijos de Dios.
 

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