viernes, 28 de junio de 2013

El cerebro y la palabra

Hace unos días llegaron a nuestra casa un par de chuchitos, especie de tamal de masa guatemalteco, muy sabroso por cierto. Pues resulta ser que estabamos en la mesa con mi esposa y nuestro hijo de dos años preparados para degustar el antojito chapín. Entrados en la comida, Isaí comenzó a comer su tamal, después de un rato de estar comiendo se le ocurrió preguntar… "mami, ¿qué es esto?" y mi esposa le respondió…"es un chuchito!!" inmediatamente abrió los ojos a más no poder y un gesto de repulsión se dibujó en su rostro, mientras que escupió en el plato los restos que tenia en la boca… pensó que se estaba comiendo un perrito.

El proceso del cerebro es así, reacciona en base a los registros que se encuentran en su base de datos, no importa si se trata de recuerdos agradables o desagradables, su misión es procesar la palabra y reaccionar mandando alertas a todo el cuerpo para que tome acción.

Cuando el cerebro no ha sido convencido por la palabra, inmediatamente la rechaza, y la mayoria de veces, como sucedió con Isaí, los registros de la base de datos no concuerdan con la palabra y esta es inmediatamente escupida por el cerebro.
Cuando escuchamos la palabra amor, lo primero que viene a nuestras mentes la mayoría del tiempo es el temor al odio y al rechazo, por eso la idea de amar para muchas personas no es algo fácil de procesar. Para otros más puede ser que el perdón, la humildad, la obediencia y otras palabras nos catapulten a experiencias dolorosas del pasado, haciendo que nuestro cerebro mande la orden a todo el cuerpo de desechar esa idea.

La palabra de Dios necesita un ingrediente importante para derribar esos paradigmas y estructuras de nuestra mente, y ese ingrediente es la Fe. Necesitamos creer en la palabra de Dios para que el cerebro no impida que nuestro cuerpo obedezca la orden de la palabra pese a los malos o buenos momentos que este nos traiga a memoria.
Creer sin miedo a lo que pueda suceder, nuestro Padre celestial tiene reservado sólo lo mejor para nosotro, como en el caso de mi hijo, yo como padre quería compartir ese manjar con él, puesto que conocía que el nombre chuchito no tiene nada que ver con los animales, al contrario, es un antojito delicioso.

Que en la relación palabra-cerebro, sea la palabra la que gane la pelea, es dificil, pero nunca será imposible, basta con creer!!

No hay comentarios:

Entrada destacada

Llueve!!

Esta noche mientras llueve lentamente, empecé a reflexionar sobre lo efímero de la vida, sobre lo volátil del ser humano ante las cosas inta...