Muchos tratan de huir del yugo de la palabra creyendo ignorantemente que al no aceptarlo están automáticamente en libertad y en plena disposición de hacer lo que mejor les parezca.
Lo interesante es que si no aceptamos el yugo de la palabra, inmediatamente aceptamos el yugo del mundo, que es pesado, cruel y nos aleja de la voluntad de Dios.
Irónicamente creemos que la "ley" del yugo de la palabra es difícil de soportar, cuando es al contrario, es mucho más insoportable vivir en el compromiso social de quedar bien con todo el mundo, de dejarnos guiar por las tendencias de la moda, del pensamiento humanista actual y de conservar un status impecable, quedando bien con el mundo, pero muy mal delante de nuestro Señor.
Le invito a escuchar un mensaje de mi pastor Carlos Berges en el que habla al respecto....
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Lo interesante es que si no aceptamos el yugo de la palabra, inmediatamente aceptamos el yugo del mundo, que es pesado, cruel y nos aleja de la voluntad de Dios.
Irónicamente creemos que la "ley" del yugo de la palabra es difícil de soportar, cuando es al contrario, es mucho más insoportable vivir en el compromiso social de quedar bien con todo el mundo, de dejarnos guiar por las tendencias de la moda, del pensamiento humanista actual y de conservar un status impecable, quedando bien con el mundo, pero muy mal delante de nuestro Señor.
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