martes, 4 de febrero de 2014

...Y tengan por seguro esto...

La gran comisión de Jesús en Mateo 28: 19,20 Versión TLA
19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones,[b] bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».

Muchas veces hemos hecho ésta declaración con fe y determinación para levantar nuestro ánimo, "Jesús prometió estar conmigo todos los días hasta al fin del mundo". Sin embargo, no nos percatamos que esta premisa está condicionada a una acción, enseñen a obedecer todos los mandatos que les he dado.

Su promesa es fiel e irrevocable: estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo, el asunto es que no podemos obviar que debemos actuar conforme al mandato de la orden; Jesús nos manda a hacer discípulos y enseñarles a los demás a obedecer los encargos divinos para poder contar con el respaldo y la aprobación de Dios en nuestras vidas...Quiere decir que la gran comisión no es tan fácil y sencilla como la hemos tomado, al contrario, requiere de pasión, sacrificio, santidad, consagración y vida.

La forma de enseñar a guardar los mandamientos que hemos aprendido por medio de la palabra divina es precisamente viviendo esa palabra. No podemos catalogarnos de hacer discípulos si todo se queda en pura retórica y religión; no puede ser posible que hablemos de la santidad y el amor de Dios que se encuentra en las escrituras y nuestro diario vivir esté muy distante y lejos de apegarse a nuestro pregón.
Pero...¿cuales son "todas las cosas" que debemos enseñar en nuestra comisión de discipular?
Sus mandamientos son encargos que el Padre Eterno nos ha dejado para no perder la comunión divina a la cual tenemos derecho por el sacrificio de Jesús, es decir que necesitamos vivir conforme a la palabra de Dios y comenzar a discipular con nuestro vivir en devoción a nuestro Señor.

Estamos viviendo el tiempo en el que los sermones trillados del día domingo ya no son suficientes, estamos ante una sociedad y generación que necesita ver  a Jesús en el diario vivir, en los hogares, escuelas, oficinas, en todo lugar, es imperante que su luz irradie hasta el rincón más obscuro y tenebroso, y para dicha tarea estamos nosotros sus discípulos para refractar la luz de Cristo.

Tenemos un llamado y una responsabilidad que cumplir, eso sí anhelamos que Jesús esté respaldando su palabra a cada instante todos los días hasta el fin de los tiempos...Hagamos discípulos!!!!




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