Es increíble
como el pasado puede hacernos tanto mal y afectar nuestro presente y futuro.
Todos hemos
sufrido el pasado de manera positiva o negativa, y es de esa misma cuenta que
nosotros
accionamos o reaccionamos en nuestra vida.
Cómo
quisiera que mi cerebro recordara solo los buenos momentos que he vivido y que
borrara de un solo tajo los malos recuerdos, lamentablemente, no trabaja de esa
manera!!!
Pareciera
como que nuestro cerebro se convirtiera por lapsos de tiempo, en nuestro
enemigo más acérrimo, conociendo bien el momento y el lugar preciso para hacernos
sentir su aguja ponzoñosa, y generalmente utiliza a las personas más allegadas
a nuestras vidas.
Pablo, un
perseguidor de los seguidores de Jesús, recibe una sorprendente experiencia que
cambia totalmente su manera de ver la vida, se encuentra cara a cara con el
mismo Dios, lo cual transforma completamente su vida, convirtiéndose entonces
en un emisario de las buenas nuevas de Jesús.
En una de
sus famosas cartas, pablo nos relata como El adolece de un padecimiento, una
espina en el zapato que no lo hace estar conforme consigo mismo, El declara que
es un aguijón
.
Algunos
dicen que era una enfermedad en los ojos, otros dicen que era un padecimiento
de la espalda y otros dicen que en las manos o pies.
No se sabe
que era lo que molestaba a pablo, lo que si estoy seguro es que su pasado bien podría describirse como un “aguijón en la carne”.
Qué difícil
debe haber sido lidiar con la culpa del pasado, con los crueles señalamientos
de los que lo conocieron y le sabían todas sus malas pasadas, cómo poder estar
de pie y hacer como si nada había sucedido y tener la gallardía de enseñarles
la palabra de Dios sabiendo el lastre del pasado que se esmeraban en colgarle
de nuevo.
Esa es la
misma lucha que debemos enfrentar nosotros hoy en día, los que están más cerca
de nosotros son los más crueles y saben cómo utilizar nuestro pasado para
causarnos las heridas más profundas, esas que nos dejan literalmente con el corazón
perforado.
Pero hay
alguien que utiliza nuestro pasado para hacer de nosotros personas diferentes y
mejores, la cuestión acá es decidir a quién creerle, me quedo con la
culpabilidad y el rencor, o pongo mis ojos en Jesús, el que siempre es fiel y
nunca piensa mal de mí, dice su palabra que sus pensamientos para con nosotros
son de bien y no de mal, por fin!!! Alguien que no piensa mal de nosotros, que
nos cubre con misericordia y nos corrige con su amor….
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