lunes, 4 de julio de 2022

Procesos (El eneldo no se trilla con trillo)

Pues no se trilla el eneldo con el trillo,
ni se hace girar la rueda de carreta sobre el comino;

Sino que con vara se sacude el eneldo, y con palo el comino.

Isaías 28:27

 La maravilla de la naturaleza puede encapsularse en cosas tan minúsculas, elementos diminutos pero que encierran en su interior la vida misma.

Dios en su gran sabiduría nos habla a través de lo sencillo de la vida, cada parte de la creación nos sirve de testimonio y nos habla del eterno amor del Señor, inmensurable e incondicional. Amor que demuestra revelándonos sus enseñanzas por medio de analogías y parábolas que, empleando aún los elementos más humildes, nos dejan un bagaje de sabiduría enorme.

Tal es el caso del Capítulo 28 de Isaías, donde Dios por medio del príncipe de los profetas, nos regala una enseñanza utilizando los elementos cotidianos del pueblo de Israel; pueblo cuyas faenas diarias tienen que ver con la agricultura, además de  la crianza y cuido de ganado, especialmente de rebaños de ovejas.

La hermosa analogía empieza declarando: "El eneldo no se trilla con trillo"... y es que sería algo absurdo hacer tal cosa, puesto que echaríamos a perder la cosecha de tan pequeña pero importante hoja. Una hoja de eneldo se sacude cuidadosamente contra el suelo o ayudado de una vara, esto se hace con mucho cuidado para no pulverizar la hoja. puesto que esta terminará dando aroma y sabor a los más deliciosos platillos. Algunas veces deberá ser expuesta a la infusión para extraer sus bondades curativas, cualquiera que sea el final del eneldo, debe ser cultivado cuidadosamente para poder sacarle rédito.

Nosotros somos esa hoja de eneldo, que debe ser tratada, procesada para el fin que Dios determine, para dar sabor o para llevar sanidad a quien la necesite, aún a costa de procesos difíciles.

Etimológicamente la palabra "trillo" en latín, es "tribulum" de donde viene la palabra tribulación. Los procesos del eneldo no son para atribularlo, así como las circunstancias que atravesamos no son para atribularnos hasta la muerte, sino más bien, para reconocer que en cada momento que atravesamos, Dios está cuidando de nosotros, preservando nuestras vidas para que demos ese delicioso aroma a Cristo, que sazonemos y llevemos sanidad a tanto corazón quebrantado.

Todo proceso es pasajero, toda circunstancia es temporal, pero los propósitos de Dios para nosotros, esos son eternos...El eneldo no se trilla con trillo!!


 









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