sábado, 5 de abril de 2014

Judas del siglo XXI

Acabamos de pasar por un proceso electoral histórico a nivel nacional e internacional, un proceso que para los ciudadanos nos pareció un cuento de nunca acabar, no quiero referirme a ideologías políticas porque no soy un político ni sociólogo, pero sí me gustaría mencionar ciertos aspectos que dejan mucho que desear en el ambiente "cristiano" y que quedaron evidenciados en este proceso que vivimos...

primero, un cristiano verdadero no depende de una ideología humana, un pensamiento filosófico o un
proyecto de nación, dependemos de la mano de Dios, por lo menos eso deberíamos de proyectar.
Me asusta ver la cantidad de "hermanos" fincando sus esperanzas en el gobierno de la nación en lugar de creer en la palabra de Dios. El Dios de la biblia es mucho más capaz de proveer mis necesidades que un sistema humanista, pero la mayoría de iglesias no esperan en Dios, muy descaradamente dejan ver sus preferencias políticas y más aún, su mano extendida para pedir pre-vendas para sus congregaciones, pastores mendigando al sistema para proveer las necesidades de la novia de cristo, la iglesia...le suena lógico? no es bajo ningún aspecto pero es la realidad...triste realidad.

Segundo, pude observar corazones resentidos con la sociedad, con ellos mismos y con Dios por su condición de vida... un rencor y resentimiento que se lleva de encuentro a nuestro prójimo debido al re-sentimiento que llega a anular la palabra de Dios y ciega los sentidos espirituales, provocando contiendas y discusiones vanas, terrenas que en nada aportan con el plan y voluntad de nuestro Señor Jesús.

Tercero, salieron a la luz cristianos conformistas. Derrotados en su fe, algunos impresionantemente borraron cassette de todas las bondades que han recibido de Dios por entrar en la cinérgia del momento, unos arrogantes y soberbios, y otros conformistas, más que conformistas, pesimistas, casi cayendo en fatalistas, esperanzados en promesas del diente al labio en lugar de tomar fuerzas en las promesas que sí son verdaderas y que permanecen para siempre, las de la palabra de Dios.

Judas era un hombre nacionalista, quería junto con su grupo socialista hacerle frente al imperio Romano y liberar de su yugo al pueblo judío... Un día se encuentra con Jesús y empieza a escuchar las buenas nuevas que el maestro proclamaba, la idea de pensar en la redención de su pueblo era algo que lo tenía fascinado, pero había un problema, la redención de la que Jesús hablaba era de la deuda por el pecado que tenia la humanidad y la libertad de la condena de muerte que pesaba sobre la humanidad, no de levantarse en armas y luchar contra la república y el imperio Romano.

Judas termina desilusionado porque el reino de su rabí no era terrenal, y olvidando los milagros, las palabras y el testimonio de Jesús, termina por venderlo, traicionando al que por tres años y medio le había dado la oportunidad de cambiar su eternidad.

Lamentablemente existen Judas del siglo XXI, esperando redención en su estatus socio económico pero con el corazón lleno de odio y resentimiento, con su alma empobrecida, familias desquebrajadas y matrimonios irreparables... la economía de Dios es al revés: primero prospera el alma, y luego todas las añadiduras.
Culpamos a Dios por no llenar nuestras expectativas y suplir nuestras necesidades y deseos a nuestro antojo, cuando nuestra falta de determinación por obedecer la palabra de Dios es la que nos mantiene sin prosperar, en una escasez espiritual y por ende, material, y optamos por creer la panacea de los gobiernos terrenos... lo que nos rige es la palabra de Dios mis amados hermanos, no una ideología, no alcanzamos nuestras metas simplemente porque no le creemos a Dios ni le obedecemos, El ha prometido bendecirnos si escuchamos atentamente sus mandamientos, los guardamos y los obedecemos, no hay otro camino.

No seamos del montón que termina al igual que judas, olvidando la misericordia y el amor de Jesús, el autor y consumador de la fe.

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