Comenzamos la temporada blanca del año, esa en la que los suspiros se hacen más profundos y prolongados, donde todos debemos en cierta manera apaciguar nuestra conciencia y sacar el "ángel" que llevamos dentro.
Las vitrinas se empiezan a vestir de rojo,blanco, verde, azul y dorado, todo se pinta de colores en los pasillos de los centros comerciales tratando captar la atención de todos nosotros, los incáutos que sucumbimos ante el marketing.
Pero, ¿será que realmente dentro de nosotros hay paz?
Mi pastor expresaba en una de sus prédicas que hay por lo menos 3 tipos de paz, la pax romana que se basaba en el poderío del imperio, lo que nos correponde a nosotros hoy en día sería el poder que dá el tener dinero. Si que da mucha paz tener una cuenta bancaria jugosa, un buen salaraio, un buen aguinaldo, un buen fajo de billetes en la billetera.
Lamentablemente esa paz es muy efímera y espúrea, el rey salomón expresó muy sabiamente que el dinero se hace alas como de ave y se va volando, y volando también se disipa la "paz" que fugazmente provee.
¿Qué va a pasar en Enero entonces?
La paz de muchos se disipa entre colegiaturas, colores, uniformes y todo lo que el principio de año conlleva, a mi me espera un bebé a la pueta del año que viene con muchas demandas, pero la pregunta es ¿Cómo logro mantener la paz?
Primero debemos asegurarnos que la paz que tenemos sea la verdadera, esa que no está sugestionada a sentimientos o recuerdos, que no está limitada por una temporada del año, que es durarera y está presennte siempre para hechar mano de ella.
Una de mis primas comentó muy acertadamente una de mis publicaciones, la mente materialista nos gana la batalla y nos aleja de la verdadera paz, esa que dijo Jesús, no es como la del mundo, no, ésta ya vino hace dos mil años para quedarse en nuestro corazón, solo hay una condición para poder hacerla efectiva: FE.
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