la rebeldía está ligada al corazón del muchacho( y de los no tan muchachos).
El problema es que la mayoría de veces la ingrata rebeldía se camuflajea de olvido, y es entonces cuando surgen los problemas, no entendemos porqué volvemos a lo mismo, al mismo error, a la misma incómoda situación de desobedecer y tratar de componer la plana.
La rebeldía pasiva es muy sutíl, y los que luchamos contra ella tenemos un mal endémico: el orgullo, un orgullo bien alimentado de ego, odio y raices de amargura, dá como resultado rebeldía, ya sea rebeldía declarada o pasiva, esa que por fuera pinta una sonrisa mientras por dentro hay inconformidad.
Sucede que he recurrido en "olvidos" que han afectado a los que me rodean, y buscando en mi interior me doy cuenta que soy rebelde, despues de 15 años en visión de fe todavía albergo rebeldía en mi corazón, resultando en desobediencia.
Debemos doblegar nuestra alma, por no decir nuestro orgullo, y aprender humildad para desligarnos de la rebeldía, esa que hace que hagamos exactamente lo que no queremos hacer.
viernes, 26 de noviembre de 2010
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