miércoles, 3 de agosto de 2022

¡Fe insistente!


 Lucas 18:7 ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? 8 Os digo que pronto les hará justicia.

Catorce años era mi edad cuando nos mudamos de casa, envuelto en un drama familiar que marcó mi historia de vida, vine a parar en casa de mi abuela, en la plena edad de la adolescencia, lo que iba a definir muchas cosas en mi...pero bueno, sigamos con el relato que quiero compartirles en esta oportunidad...

Resulta ser que en esta nueva casa empecé a ver un hecho recurrente, todas las mañanas se escuchaba un golpeteo constante sobre una superficie plástica, y como buen curioso pronto indagué sobre el origen de ese sonido que muchas veces interrumpía mi sueño.

Un pequeño pájaro carpintero se había dado la tarea de hacer su casa en un plato de una antena de telefonía móvil, la pobre criatura pensaba que era alguna especie de árbol y se de daba cita todas las mañanas, todos los días, a la misma hora golpeteando el plástico de la antena. Lo interesante y curioso de esta historia es que hoy en día, después de más de veinticinco años después, un pájaro carpintero sigue sin faltar a su cita de querer moldear lo que para él es madera. A estas alturas no sé si es la misma ave (no sé la longevidad de estos) o si es otro pájaro carpintero que relevó al anterior, pero sigue con la misma tarea asignada, golpear con su pico un material que poco a poco ha ido cediendo a la insistente y constante fe de este pequeñín que no se da por vencido.

Pues en esta misma situación se encuentra la viuda del relato bíblico, quien insistentemente presentaba su caso delante de un juez que no temía a Dios, pero que al final termina cediendo a la fe insistente de la mujer que no le daba tregua, no le daba descanso golpeteando su conciencia para que le hiciera justicia favorable.

¡Cuánto más  a nosotros! hijos, adoptados por el único y soberano Padre celestial no serán escuchadas nuestras súplicas. ¿Cómo nuestro juez, que sí es un juez justo, no escuchará nuestro clamor? 

La respuesta es la fe insistente, la fe de un ave de persistir por años un deseo ridículo, contra natura, algo que que nunca sucederá....pues esa fe insistente es la que mueve la mando de Dios, no con chantaje, sino con fe de esperar una respuesta conforme a Su voluntad.

Imitemos esa fe persistente de este pequeño carpintero y de esta bendita viuda que luego de tanta insistencia logró que el juez prestara oídos a su petición...¡Fe insistente!

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