jueves, 2 de abril de 2015

Temor al fracaso

Tiempo de la siega!!! Los campos en cierne llaman a los hombres con la suave brisa de la estación, es una invitación para que los fructíferos parajes sean vendimiados...no hay mejor época que la de la cosecha...pero en el aire hay cierto pesar...aunque es tiempo de regocijo nadie esta alegre...

A lo lejos se pueden escuchar susurros entre los campos, en medio de la nada se escuchan suspiros de agonía, de agobio por no poder disfrutar del fruto de tan fértil tierra, tierra que fue prometida a sus padres y que fue conquistada con la ayuda del brazo fuerte de Jehová de los ejércitos... tierra que fluía leche y miel para satisfacer sus corazones, hoy es motivo de angustia y dolor...y es que es una situación, aunque lastimosa y desesperante, que los Israelitas se han ganado a pulso...Dios fue claro con ellos, como el pueblo elegido por Dios, debían adorar y servirle sólo a Él, el único y verdadero Dios, rechazando la idolatría de la tierra de los cananeos...

Lastimosamente los hijos de Israel no guardaron el pacto, se corrompieron adorando otros dioses y sirviendoles aún, entrabdo en franca rebeldía con el que les habia dado la tierra por heredad...consecuencia,  los madianitas les impusieron tributo a tal grado,  que el fruto de la tierra era para ellos, el trabajo de los Israelitas era para pagar tributo a estas tribus cananeas....

Interrumpiendo el silencio de los campos se encuentra un jovencito, atareado por esconder un poco del fruto de la tierra de su padre antes que los madianitas lleguen a saquear las aldeas y ciudades... al mismo tiempo el ojo divino está puesto sobre él, éste pusilánime ante los hombres...

El ángel del Señor irrumpe en la escena... aparte de su apariencia, las palabras de la salutación del personaje divino chocan ante la muralla de razonamientos en la cabeza del joven Gedeón,  "valiente y esforzado "... ¿de donde? Debe haber pensado, si hasta hoy su esfuerzo y valentía se veían opacados por sus implacables verdugos...el principal de ellos....el primero que le hacia paralizar la sangre...el temor al fracaso.

El temor al fracaso es cruel, paraliza y corta la respiración... eso inquieta a este muchacho, no se siente capaz de vencer a los adversarios... y tenia razón, con sus fuerzas,  conocimiento e influencias no podria hacer nada...pero no contaba con que Dios estaría peleando sus batallas, dándole la victoria de manera sobrenatural...el miedo al fracaso nos puede paralizar con sus amenazas....pero la batalla no es de nosotros, es de Jehová de los ejércitos que va delante de nosotros guiandonos a la victoria...

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