lunes, 29 de julio de 2013

Arreglando el jardín

Mi esposa es amante y férrea defensora del orden y el aseo de la casa, muy pocas veces me pide buscar algo que no está en su lugar, siempre sabe donde están las tijeras, el hilo... es apasionada por su hogar y bendigo a Dios por eso. En la otra esquina estoy yo, como buen esposo necesito respetar su orden dentro de "su" casa, debo poner "sus" cosas en su lugar y ahora con nuestros hijos debo velar porque sigan las reglas del orden y aseo de la señora de la casa...y casi siempre el causante de que "sus" cosas aparezcan por otra parte o simplemente "no aparezcan" es su servidor!!

Velando siempre sobre estas cosas, recibí la "sugerencia" de arreglar el jardín que está al frente de nuestra casa, ya me había percatado de que entre las plantas iba creciendo en forma desproporcional una grama o maleza que hacia que todo se viera como una pequeña selva... y allí vamos, a arreglar el jardín.

Mi hijo de dos años se unió a la noble tarea que iba a hacer su padre, "hijo, como hombres y buenos esposos esto es lo que nos toca hacer" le comenté, con cierto grado de alarde, como si la idea de limpiar la maleza del jardín fue un exabrupto de mi bondad y nobleza.

En el corazón también pasa lo mismo. Dentro de él residen los sentimientos más nobles como el amor, el respeto, la misericordia, la cordialidad. Es un hermoso jardín de donde se han generado los gestos más nobles y las intensiones más sublimes que nos podamos imaginar... el asunto es que el corazón no solo alberga cosas "dignas de admirar" y "sentimientos puros", también en lo más recóndito de su interior se fraguan engaños, odio, murmuración, resentimientos, amarguras, fechorías... todo, absolutamente todo es incubado y cultivado en el corazón, y basta solamente una rendija, unos cuantos centímetros, un pequeño montículo de tierra para que todas estas obras germinen dentro de él.

No soy un profesional en la jardinería, a como pudo quité la maleza que estaba ahogando y opacando lo realmente bonito de mi jardín... Pero nosotros tenemos un jardinero experto en arreglar corazones, tenemos a Jesús y al Espíritu Santo que nos ayudan para poder mantener nuestro interior libres de esas "malezas" que constantemente quieren brotar en nosotros.

Termino con ésta idea, nosotros pensamos que Jesús debe hacer todo por nosotros, purificarnos, santificarnos, renovarnos, limpiarnos...todo se lo atribuimos a El... pero el purificarnos, santificarnos, renovarnos, limpiarnos, etc., es tarea de nosotros.
Debemos escudriñar nuestros corazones y encontrar las raíces de amarguras, el resentimiento, odio y todas esas malezas que no deben estar en nuestro jardín.

La esposa es la que se mantiene vigilante, observando donde está creciendo la maleza para después llamar al "esposo" para que limpie, arregle y remueva la tierra para que todo quede como debe ser.
Así mismo es nuestro deber identificar lo que no debe estar en nuestro corazón y ahora sí, con la ayuda del Espíritu Santo deshacernos de toda impureza y cizaña que quiera brotar dentro nuestro.

terminé dejando el jardín medio pelón, lastimé la tierra, se fueron pedazos de planta que ornamentaba el lugar, me pasé llevando algunas hojas que no debía llevarme... mi jardín sufrió pero se libró de la maleza que no dejaba ver lo bonito que hay en él. Jesús no nos ha prometido que en el proceso de arreglar nuestro jardín no vamos a sufrir, pero el resultado será una vida libre y sana para disfrutar y compartir....  

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