sábado, 24 de marzo de 2012

En los íntegros es hermosa la alabanza...

Muchas veces damos todas las cosas por sentado… como hombres tenemos ese impulso que nos hace mediocres y muchas veces no nos permite logras nuestros objetivos de manera eficiente. Son muchas las veces en que mi amada esposa ha tenido que decirme “no supongas nada”, y es una tremenda realidad, mi respuesta favorita en nuestros inicios de matrimonio (inclusive de vez en cuando) es “yo creo que si” o “yo supongo que si”, todo por la bendita costumbre de dar por sentado todas las cosas. Pues el Salmo 33 verso 1 nos da una pequeña lección que esta escondida entre líneas… Alabadle los justos…. Y en los íntegros es hermosa la alabanza… Osea que el hecho que hable de Dios no quiere decir que mis palabras sean aceptas delante de El, y que no siempre que eleve una canción al cielo será recibida con aceptación… Todo es cuestión de Aptitud, una serie de circunstancias que dan como resultado el ser agradables a Dios, exactamente como a un Padre le agrada que su hijo se acerque con sus materias pasadas en su libreta de notas de la escuela, así mismo es en la vida cristiana… pero pretendo que Dios acepte mis alabanzas con mi libreta de calificaciones llena de cincos y seises, ah y por sobre todo, que me premie… Esto no es cinco de yuca, dicen los adultos mayores cuando se le esta quitando merito o valor a una acción, y aunque es un dicho popular, hay mucha verdad en tales palabras, pretendemos que Dios se complazca de nosotros los domingos cuando le cantamos, y durante la semana utilizamos lenguaje obsceno, el domingo leo una porción de la biblia y durante la semana solo el periódico pasa enfrente de nuestros ojos, pretendemos que con una limosna Dios nos ayude a solventar nuestros problemas financieros que son culpa de nuestra mala administración, y la lista es interminable… Revisemos si en realidad cuando mencionamos el nombre de Dios provocamos en su corazón alegría o nauseas, si nuestros cantos llegan como olor fragante a su trono o el mal olor de nuestro sucio corazón dice a gritos que somos miserables, que no vivimos para agradar a Dios sino para agradar y satisfacer nuestros deseos. De hoy en adelante meditemos en esto antes de pronunciar su nombre, antes de cantarle mejor limpiemos nuestros corazones para que en nosotros en verdad sea hermosa la alabanza de su nombre….

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