martes, 26 de enero de 2010

Cercos espirituales

Este es el símil al que mas nos gusta referirnos cuando hablamos de ser parte del pueblo de Dios, incluso el mismo Jesús se refirió a si mismo como el buen Pastor y nosotros como ovejas de su prado; y aunque la oveja no es el modelo del animal mas inteligente de la creación, nos asociamos a dichas criaturas inocentes, indefensas y totalmente dependientes del pastor de pastores.

Y, bueno, es muy alentador que seamos parangonados con la oveja, puesto que eso nos muestra lo dependientes que somos de Dios y lo frágil que es el meternos en problemas con las tentaciones que el enemigo nos tiende, tal y como sucede con las ovejas, que no pueden ver mas alla de sus narices, razon por la cual incautamente se ven en peligro constante, ya sea por el paraje donde pastan, por los altos riscos donde pueden despeñarse y quebrarse sus huesos o por los depredadores que siempre están al acecho.

Hagamos un alto y demos gracias a Dios por su inmensa misericordia, por estar siempre guardando nuestro pie de caer en las artimañas del enemigo, claro, su pastoreo es efectivo siempre y cuando realmente El sea nuestro Pastor y nosotros sepamos escuchar su voz.

Pero hay un pequeño detalle que nos olvida y que es parte importante al pertenecer al rebaño de Dios pero que es una parte vital en nuestras vidas.
Que seria de un pastor si no tuviera un lugar cercado donde las ovejas puedan refugiarse, alimentarse, crecer y reproducirse libremente, sin contar el hecho de no perderse, porque como animales de poco entendimiento y cortas de vista, para la oveja es muy fácil perderse.(¿ ha escuchado la frase bíblica:“sin mi nada podéis hacer”?)

Es aquí donde nace el tema de ésta tertulia interna que hoy les comparto:
¿Qué nos hace creer que Dios no nos ha puesto cercos espirituales?, o, ¿Es acaso Dios un pastor irresponsable que deja sus ovejas a merced de cualquier circunstancia, poniendo en peligro sus vidas?

¿Por qué entonces nos brincamos el cerco de Dios para meternos en la boca del lobo?

Aquí vamos de nuevo con la exageración y la santurronería.

Creo que ya captamos la imagen ¿verdad?
Los cercos de Dios son sus mandamientos, leyes y preceptos, que en cuestión de números son seiscientos y tantos, pero lo mejor de todo es que Jesús nos vino a resumir la cuota: reconocer que solo El es Dios, por tanto amarle con todo nuestro ser, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Hay qué difícil tarea ser parte del rebaño de Dios, porque debemos crear un croquis espiritual y ubicar en nuestra mente hasta adonde llega la frontera de la voluntad de Dios para mi vida, saber cuál es el territorio de protección, bendición y permanecer en El, que es la tarea mas ardua, por lo menos en mi caso, porque nuestro mundo express nos ha amoldado a querer ver resultados en un chasquido de dedos.

Como dice mi padre espiritual, dejémonos de tanto brinco, y seamos verdaderamente pastoreados por Jesús, y por sobretodo, que nuestra próxima generación crezca sin temor a los cercos espirituales que tanta falta nos hacen.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gustó mucho su reflexión,.. justo lo que estaba buscando.,.
Dios te bendice!!

Marlon Rivas dijo...

amén!!! que el Señor continue derramando de su presencia sobre tu vida....

Unknown dijo...

Wow gracias por compartir esta información

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